~HUMOR NEGRO~

-Décimas-

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Los pacientes del forense
del servicio no se quejan,
fríos llegan y se alejan
y no hay ninguno que piense
mal de cómo se dispense
el complejo tratamiento,
y en el último momento,
cuando la cita les toca,
ninguno abrirá la boca
con ganas de hacer el cuento.

El Doctor los necesita
y, aunque ellos no lo quisieren,
sin duda, todos se mueren
por acudir a la cita.
De dolor, ninguno grita,
llegan todos acostados,
tranquilos y relajados,
sin ánimo de reírse,
tan quietos que, para irse,
jamás están apurados.

La total indiferencia
que demuestran los pacientes,
también hace indiferentes
a los OjOs de la Ciencia.
Donde no entra la conciencia
a jugar ningún papel,
las manos tienen el cruel
permiso que las disculpa
y, siempre limpias de culpa,
rebanan músculo y piel.

El escalpelo preciso,
descubre de sur a norte,
los datos que el pasaporte
le otorgaron al occiso
para el viaje al paraíso,
arma de la mano fuerte
de quien en terreno inerte
explora de arriba a abajo
y, amante de su trabajo,
vive gracias a la muerte.

Para que el Doctor trabaje
no necesita anestesia,
el paciente con amnesia,
que se ha olvidado del traje,
las joyas y el maquillaje,
ahora del dolor lo ampara
la inconsciencia, muestra clara
de absoluta sangre fría
de quien, al fin, le pondría
a mal tiempo, buena cara.

Ya ninguno va a sufrir
de una nueva enfermedad,
ni habrá otra oportunidad
de llorar ni de reír,
de quejarse o maldecir,
esos fueron otros días,
como muchas mercancías
que comercia el mundo cruel,
ahora son productos del
mercado de carnes frías.

Los forenses nunca curan
a pacientes desahuciados;
pero ellos van resignados,
ya por vivir no se apuran
ni de nada se aseguran,
durmiendo un sueño profundo,
millonario o vagabundo,
convertido en ser común,
es parte vital de un
negocio del otro mundo.

Victoria Teresa Mata.
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