~JAMÁS~

-Décimas-

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No sobrevive la rosa
la muerte del jardinero,
ni, de la escarcha de enero,
en la blancura, se posa
la imposible mariposa,
ni la ardiente claridad
acude a la levedad
de la luciérnaga, esencia
de luminosa presencia
que flota en la oscuridad.

La hoja verde no le quita
nunca el verano al otoño,
ni regresa en el retoño
cuando sucumbe marchita,
ni en el árbol resucita
de su sueño la hoja muerta
en esa rama desierta
de la que fue desprendida,
en sueño invernal dormida
y, en mayo, jamás despierta.

La lluvia no llorará
sus lágrimas hacia arriba,
ni muerta la siempreviva
al jardín regresará,
ni el lirio florecerá
en el tallo equivocado,
aunque en el rosal de al lado
aún la rosa no florezca
y el lirio más lo merezca
si la rosa no ha llegado.

No vuelve la golondrina
para el próximo verano,
ni el horizonte lejano
se acerca ni se termina.
No baja la cumbre alpina
al fondo del Gran Cañón,
ni revive la oración
falsa de la inútil fe
del que al alma, sin por qué,
le ha partido el corazón.

No hay campana sin badajo
y el cielo y la nube altiva,
siempre van a estar arriba
y la tierra, siempre abajo.
Tampoco será el atajo
jamás el mejor camino
y, si el dolor canta un trino
y es duda la inmensidad
del mar, no es casualidad
que se repita el destino.

Jamás morirá de frío
el rubio sol del verano,
ni en su lecho soberano
dormirá, inmóvil, el río.
No dejará el bosque umbrío
el ave, por el desierto,
lo falso, dado por cierto,
siempre el mundo creerá,
¡no importa!, ¡jamás será
Mar Pacífico, el Mar Muerto!

La Luna no alumbrará
los cielos del mediodía,
ni, como reina del día,
el trono le usurpará
al Sol, que no apagará,
por ella, su llamarada,
dando su hoguera dorada
a las sombras si, en la luz,
cuelga el mundo de una cruz,
siendo todo, sin ser nada.

Victoria Teresa Mata.
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